(Dedicado a la memoria de nuestros héroes caídos en batalla)
Hoy más que nunca nos lamentamos no haber podido lograr un mundo sin tabaco o por lo menos haberlo reducido a su mínima expresión. Gobernantes, políticos, conductores de medios y publicidad, poderosos estudios de abogados, institutos de investigación con médicos incluidos, entre otros, se alinearon en todo el mundo a una poderosa industria que fue capaz de comprar conciencias y conductas para hacer retroceder una racionalidad y convencimiento que asevera que el consumo de tabaco en todas sus formas (incluyendo cigarrillos electrónicos, vapeadores, tabaco calentado y otras nuevas formas) enferma y mata.
En esta tormentosa pandemia COVID19 se demuestra que las poblaciones con menos fumadores sobrepasan mejor la agresión de este mortal virus y que “los fumadores son 1.4 veces más propensos a presentar síntomas más severos y 2.4 veces más susceptibles de ingresar a UCI por este motivo. Un estudio de científicos del Laboratorio Cold Spring Harbor (EE UU) y publicado por la revista Developmental Cell revela que el humo de los cigarrillos estimula a los pulmones a producir más ACE2, la proteína que el coronavirus usa para entrar en las células humanas”. Esto explicaría por qué los fumadores son especialmente vulnerables a las infecciones graves por Covid-19.
Es ampliamente conocido el efecto progresivo del consumo de tabaco en todas sus formas a nivel pulmonar disminuyendo su capacidad de expansión, reteniendo secreciones y finalmente tornándolos enfisematosos en la llamada Obstrucción Pulmonar Crónica (EPOC), problema que acontece casi entre 80 a 90% de los fumadores crónicos. En el caso de los vapeadores fue recientemente conocido el cuadro de Neumonitis Aguda que tomó gráficamente semeja al cuadro del COVID19.
Los efectos cardiovasculares en fumadores y ex fumadores son otras de las fragilidades que favorecen a esta pandemia como lo es también el 30% de cánceres relacionados por fumar.
Estas circunstancias más el efecto del sobrepeso, obesidad y Diabetes son fundamentalmente por las que estamos perdiendo a nuestros familiares y amigos contagiados. No conozco afirmaciones, pero creo que la edad mayor no es por si sola una mayor causa de fragilidad si este adulto mayor ha construido una vida saludable adoptando estilos de vida que así la favorecen, como si lo es el adulto mayor con hipertensión, enfermedad pulmonar crónica, cáncer, sobre peso, obesidad o diabetes.
En el Día Mundial sin Tabaco es importante resaltar que: en el mundo entero frente a esta pandemia, comparándola con una brutal guerra, estamos estableciendo políticas que buscan: evadir las balas (distanciamiento, máscara, lavado de manos), acuartelar nuestras tropas (cuarentena) retrasar a nuestros contaminados y debilitados (aislamiento en cuarteles, hoteles, casa) curar a nuestros heridos (con medicamentos en fase de experimentación), esfuerzo último de nuestros moribundos (en UCI con respiradores mecánicos) y retirar a nuestros muertos en guerra (cremándolos, arrojándolos a fosas comunes), entregar notificación o restos calcinados a familiares de nuestros soldados perdidos, contando muertos y heridos cada día y estableciendo la estrategia de enfrentamiento para las siguientes semanas, con la confianza (en el fondo duda) que nuestros soldados mal preparados respondan bien. Mientras tanto, esperamos que el enemigo nos dé una tregua, se aborte solo, o muestre su debilidad revelando su identidad para encontrar una vacuna, que en espera ansiosa nos permita terminar temporal o definitivamente esta fatal guerra.
Pero y ¡qué, de tener mejor preparados?, es decir ciudadanos más saludables y fortalecidos para enfrentar mejor, pandemia como esta u otras que sin duda vendrán. ¿Cuándo pase la pandemia y borremos el recuerdo de lo sufrido?
Es obligación del Estado preparar y fortalecer a sus ciudadanos promoviéndolos saludables y ayudarlos con medidas (políticas públicas de salud); lo precisan los Derechos Humanos y otras Convenciones Mundiales y especialmente nuestra Constitución. Llevamos casi medio siglo buscando que se logren políticas públicas eficaces y hemos sucumbido ante la desidia, inoperancia y la influencia de las transnacionales del tabaco, la de alimentos y las de alcohol, cual corrupción maldita nunca penalizada a pesar de favorecer adicción, enfermedad y muerte prematura.
Esta es la ocasión de cambio, si la enfermedad, muerte, debilitamiento fuerte de la economía no nos logra hacer cambiar como Estado y como sociedad, significará que no merecemos el mundo que estamos obligados a construir y esto nos obliga a promover un mundo sin tabaco con leyes que cumplan el Tratado de Mundial para el Control del Tabaco que las naciones del mundo hemos establecido (entrado en vigor el 27 de febrero de 2005) y que ni gobiernos ni congresistas estuvieron decididos a cumplir a cabalidad.
Significa igualmente como reto, establecer medidas fuertes para combatir el abuso del consumo de alcohol, aunque esto incluya romper la alianza con compañías cerveceras que pretenden ahora presentarse como empresas responsables apoyando al gobierno con camas y respiradores mecánicos. Significará también, establecer medidas fuertes para desalentar el consumo de productos ultra procesados vendidos como alimentos, o alimentos con porcentajes altos en sal, transgénicos y los altamente calóricos.
Es la ocasión también para apoyar el financiamiento de la salud con incremento de medidas impositivas a todo producto de consumo que ocasione externalidades es decir que dañen la salud y que estos impuestos se direcciones especialmente a prevenir y curar las Enfermedades No Transmisibles que significan en nuestro país el 70% de mortalidad prematura.
No lo duden, tenemos una deuda para honrar la muerte de nuestros médicos, enfermeros y otro personal de salud, así como de valerosos policías, serenazgos, comerciantes de mercados, entre otros; que como valeros héroes fueron perdidos en batalla contra este mortal enemigo especialmente por haber tenido atrasada y descuidada por décadas nuestro sistema de salud. A ellos nuestra dedicación de este Día Mundial sin Tabaco 2020.
No prevenir nuevas muertes significará no haber aprendido la lección y menos preciar a nuestros héroes.
Dr. Carlos Farías Alburqueque
Cirujano Oncológico, Coordinador de la ALIANZA ENT-PERÚ
Past Presidente de COLAT